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Anka Zhuravleva.

El eco de las palabras
que atónita escucha
carcomen ferozmente su alma
la dicha se resbala de los labios
más allá el sol mordisquea una nube
mientras la sangre de miedo se congela

Sus ojos afligidos tienen atragantado un grito
el espejo intenta dialogar con su rostro abatido
sortea en el rebosante callejón a los viandantes
la silueta de la puerta conocida le ofrece salvación

¿Y ahora qué haré con esta oscura sentencia?
Mientras solloza sobre el frío ventanal
la noche consume sosegadamente el azul naranja
el viaje es impostergable
ya no espera nada
pues el mundo súbitamente
se ha convertido
en un rectángulo.

Xiomara Berrios.

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    Katia Chausheva.

La música del sol en los tejados
deja su resplandor al crucificarse el día
la noche velozmente circunda 
el vértice de las flores
serpenteando el camino
donde se veda el silencio
el viento desvela tu nombre
en la cúpula del cielo
como surcos tatuados al rojo vivo
sobre el agonizante azul

¿Quién puede rehuir el destino?
La mordedura de la realidad 
oprime cruelmente el alma
las palabras como mariposas
en luto se fragmentan en la nada
y la luna me clava la luz
de su entumecido amorío
ahora apenas distingo la belleza
que se quiebra ante la grandiosidad
del el fértil manto oscuro repleto
de refulgentes interpretaciones
de nosotros mismos que pululan
en un sinnúmero de universos
aguardando nuestro
próximo encuentro.

Xiomara Beatriz