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    Katia Chausheva.

La música del sol en los tejados
deja su resplandor al crucificarse el día
la noche velozmente circunda 
el vértice de las flores
serpenteando el camino
donde se veda el silencio
el viento desvela tu nombre
en la cúpula del cielo
como surcos tatuados al rojo vivo
sobre el agonizante azul

¿Quién puede rehuir el destino?
La mordedura de la realidad 
oprime cruelmente el alma
las palabras como mariposas
en luto se fragmentan en la nada
y la luna me clava la luz
de su entumecido amorío
ahora apenas distingo la belleza
que se quiebra ante la grandiosidad
del el fértil manto oscuro repleto
de refulgentes interpretaciones
de nosotros mismos que pululan
en un sinnúmero de universos
aguardando nuestro
próximo encuentro.

Xiomara Beatriz